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Crisis de violencia: Un llamado a la reflexión y la acción

  • Lunes 23 de septiembre de 2024
  • 19:22 hrs

Los homicidios ocurridos durante las recientes Fiestas Patrias no deben ser vistos como eventos aislados. Son un reflejo alarmante de problemas más profundos que atraviesan nuestra sociedad, como la descomposición del tejido social, el aumento de la inseguridad y la pérdida de confianza en las instituciones. Este escenario nos exige no sólo reflexión, sino acciones concretas.

La violencia que enfrentamos es el resultado de factores acumulados como la migración irregular, la falta de oportunidades y la ausencia de políticas preventivas eficaces. Pensar que la solución está únicamente en reforzar la vigilancia o adoptar medidas represivas es una simplificación peligrosa. El verdadero cambio debe surgir de una respuesta integral que aborde tanto las causas como las consecuencias.

Una de las claves para avanzar en la solución del problema es el fortalecimiento de la seguridad comunitaria. La creación de escuelas de formación policial regionales, donde los carabineros puedan ser capacitados de acuerdo con las realidades locales, es una propuesta que puede generar un impacto en la capacidad de reacción y cercanía con los maulinos. Asimismo, va a mejorar la formación técnica y promoverá una mayor confianza entre la ciudadanía y las fuerzas de seguridad.

Por otro lado, la instalación de sistemas de vigilancia inteligentes en espacios públicos, como cámaras conectadas a centrales de monitoreo, botones de pánico y alarmas comunitarias, serán fundamentales para actuar de manera preventiva y disuadir la comisión de delitos. Estas herramientas, en conjunto con un Observatorio Regional de Seguridad y Convivencia, permiten una mejor reacción ante la violencia y un análisis de datos que facilite la formulación de políticas más efectivas.

Además, es imprescindible abordar la seguridad desde una perspectiva inclusiva, que ponga especial énfasis en las zonas rurales. Un Plan de Seguridad Rural Integral puede contribuir a reducir delitos como el abigeato y la violencia en áreas alejadas, donde las herramientas de prevención suelen ser limitadas. A través de una mayor coordinación entre las comunidades rurales, Carabineros y las autoridades locales, podemos mejorar la seguridad en estos sectores que también sufren la violencia, aunque de forma más silenciosa.

Invertir en estos programas y medidas no solo es urgente, sino fundamental para construir un entorno donde las personas se sientan protegidas y valoradas. No se trata solo de más vigilancia, sino de cómo nos organizamos y fortalecemos nuestra respuesta en todos los niveles.

Hoy tenemos la oportunidad de replantearnos nuestras prioridades. Si actuamos con determinación y coherencia, podemos devolver la esperanza y la paz a los maulinos y maulinas. Está en nuestras manos construir un futuro más seguro y justo para todos los habitantes de la región del Maule.