20 años de cárcel para sujeto por abuso sexual y violación contra cuatro víctimas
- Domingo 24 de octubre de 2021
- 08:59 hrs
Tres de las víctimas eran menores de edad al momento de los hechos.
El Tribunal de Juicio Oral en lo Penal de Arica condenó a R.I.C.C. a la pena única de 20 años de presidio efectivo, en calidad de autor de los delitos consumados y reiterados de abuso sexual de dos jovenes, ilícitos perpetrados entre 2015 y 2019 en la ciudad, quebrada de Acha y la localidad de Saxamar.
Tras la investigación y pruebas presentadas tribunal dio por acreditado, más allá de toda duda razonable, que durante el año 2015, cuando una de las víctimas tenía 14 años y se encontraba de visita en una parcela de la Quebrada de Acha de Arica, "R.I.C.C. acompañó a la menor a una dependencia interior, lugar en el cual aprovechando la soledad y oscuridad del lugar, procedió a atraerla hacia su cuerpo agarrándola de la cintura y a darle besos en su cuello, con actos de significación sexual y de relevancia, que causaron asco y rechazo de la ofendida”.
En una segunda oportunidad, cuando la menor tenía 15 años, en un domicilio ubicado en calle Néspolo de Arica, R.I.C.C. “accedió a la pieza donde estaba acostada la niña, procediendo a subirse encima de ella, bajándole sus pantalones y calzones, y ante el rechazo de esta, le tiró fuertemente del pelo, actos de significación sexual y de relevancia, los que no pudo concretar dada la aparición de un familiar”.
Tiempo después, en una tercera ocasión, cuando la víctima tenía 16 años, y en el domicilio de calle Néspolo, estando la menor acostada durmiendo, R.I.C.C. procedió a realizarle tocaciones de significación sexual.
Posteriormente, durante 2018 y estando al interior de una parcela, en la quebrada de Acha, el sentenciado llevó a la menor hasta una dependencia semi abandonada, lugar en el cual la lanzó sobre una cama, donde procedió mediante la fuerza e intimidación, a violarla, bajo amenaza de muerte si contaba lo que había pasado.
Y luego, en junio de 2018, en un domicilio ubicado en la localidad de Saxamar, Putre, lugar al cual el imputado logró llevar a la víctima mediante engaño, en una dependencia interior, procedió nuevamente a violarla, mediante la fuerza e intimidación; amenazándola con matar a su familia y difundir una supuesta grabación de los hechos.
En una fecha indeterminada de 2016, año en que la segunda víctima tenía 11 años de edad, en el domicilio de Néspolo de Arica, R.I.C.C. ingresó a la pieza de la niña, procediendo a efectuarle tocamientos de significación sexual y de relevancia, “actos que se reiteraron en el tiempo, también en otro domicilio al cual se cambiaron”. A principios de enero de 2019, en la parcela de Acha, durante una reunión familiar, el condenado reiteró actos de significación sexual y relevancia, que causaron dolor y asco a la menor. Acciones que cometía bajo amenaza de matar al padre de la víctima, si contaba lo sucedido.
El tribunal también tuvo por acreditado que a partir de 2009, cuando la tercera víctima tenía 6 años de edad, R.I.C.C. (su padre) comenzó a abusar de ella, obligándola a ver películas pornográficas, sujetándole la cabeza para que no dejara de ver. Además, la realizaba tocamientos de significación sexual y relevancia. Abusos que se reiteraron hasta que la menor cumplió los 9 años de edad, en 2012.
Finalmente, en julio de 2018, en circunstancias que la cuarta afectada, de 19 años a dicha época, “había concurrido al domicilio de Saxamar, Arica, donde vivía R.I.C.C. con su pareja, y se encontraba en una pieza, a los pies de la cama, hablando por celular, se le acercó el imputado con una cara extraña, preguntándole si acaso ella le tenía miedo, y sin mediar aviso, la lanza sobre la cama, procediendo a poner su cuerpo sobre el de la afectada, aplastándolo y dándole besos en su cuello y a tocarle sus senos con las manos, aprovechándose de la incapacidad de la misma para oponer resistencia y del miedo que este le infundía, lo cual fue aprovechado por el imputado para concretar sus actos de significación sexual y de relevancia en la persona de la ofendida (…)”.
Posteriormente, en septiembre de 2018 y en el mismo domicilio, mientras la joven “estaba acostada durmiendo, el imputado volvió a efectuarle tocamientos de significación sexual y de relevancia con su manos (…), por encima de su ropa, logrando la afectada reaccionar, despertando y sorprendiendo al imputado, el cual hizo como que si no hubiera pasado nada. Todo lo anterior, aprovechándose de la circunstancia de estar durmiendo la víctima en ese lugar, y de su incapacidad para oponerse a tales actos”.